Libro // Plataforma Bogotá: Encuentros Cercanos con las Artes Digitales

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Escrito por Enrique Rodríguez, este libro recopila los proyectos desarrollados por Plataforma Bogotá del 2012 al 2015. los textos que acá presentamos proponen una reflexión sobre la lógica de los laboratorios interactivos desde estados trasversales entre la crónica, la entrevista y el relato. El libro explora los contenidos que circulan en Plataforma Bogotá, los cuales emergen de prácticas disímiles y fracturadas derivando en prototipos que abarcan temas desde lo urbanístico hasta los medios de comunicación y desarrollo, las máquinas electromecánicas, y nuevas formas de entender lo humano e inhumano.

 

A continuación dos extractos de la introducción del libro:

 

Presentación

Plataforma Bogotá (Laboratorio Interactivo de Arte, Ciencia y Tecnología) fue creado para apoyar la producción, investigación, formación y difusión del arte, la ciencia y la cultura digital en entornos interdisciplinares que convocan a públicos de todas las edades y a especialistas de todas las ramas del conocimiento y de las artes, interesados en desarrollar proyectos y prototipos a través del software libre, el código abierto y el saber digital.

 

Plataforma Bogotá es un espacio de participación colectiva para el ejercicio del derecho a la creación y la experimentación en torno al uso de tecnologías digitales por parte de la población en general: es un espacio para las personas, artistas o no, científicos, técnicos y gentes de a pie que buscan complemento intelectual y material para el desarrollo de sus proyectos. Durante el proceso se cruzan experiencias, saberes e ideas en una red de productos que se afectan y nutren mutuamente.

 

La información que circula en Plataforma Bogotá no sufre la permanencia del índice o del decálogo; se alimenta del desbarajuste interpretativo, la mala lectura del no iniciado o del disléxico y del cortocircuito. El cruce interdisciplinario entre arte y tecnología se entiende aquí como un espejo de cristales rotos del que emergen ruidos, monstruosidades, iniciativas ecologistas, urbanistas y toda una gama de nuevas máquinas y nuevas formas de entender lo humano y lo inhumano.

 

Lo que hace especial a Plataforma Bogotá es que se trata de un laboratorio creado para fomentar el arte y la cultura en todas las comunidades que conforman Bogotá. Algunos de los proyectos han causado impacto en la ciudad y han circulado a nivel nacional e internacional, gracias a las becas y convocatorias que se realizan en conjunto con instituciones nacionales e internacionales. Plataforma Bogotá promueve la formación de una red de investigación y creación de un nuevo arte en la ciudad y a nivel internacional.

 

¿Qué es un laboratorio de arte, ciencia y tecnología?

A veces la precisión resulta en una paradójica falta de sentido. Lenguajes tan precisos que solo el experto, sabedor de tramoyas, puede comprenderlos. Al ciudadano común le están vetados estos contenidos. Le resultan herméticos, diseñados por y para élites ultra-sapientes. ¿Se han enfrentado a documentos como leyes y decretos? Me recuerdan mucho a los altares de las iglesias coloniales, que para decir la Santísima Trinidad se valen de mil retorcimientos y precisiones que acaban en el colmo del equívoco. Eso no está mal, pues lo ambiguo y contradictorio es fuente generosa de inspiración poética. Sin embargo, cuando se trata de difundir contenidos científicos o técnicos, el intrincado altar exige ser entendido. No apelar a lo sensitivo como en el discurso colonial, suma de mitos populares e imaginería mágico-religiosa. El lenguaje técnico sólo puede comunicar contenidos al especialista que lo crea o lo estudia. Existen cientos de documentos y proyectos ministeriales que intentan adaptar este lenguaje al uso común de la lengua, pero no lo logran, porque insisten en las descripciones precisas, oficiales, irrefutables. Muchas personas no participan en el control social de obras públicas, o no acceden a los servicios básicos de salud, porque se frustran ante el intrincado y polícromo retablo de las instituciones. El exceso de palabras (exactas, incuestionables) en los decretos y leyes hace que estos (y estas) se contradigan constantemente. Por eso existen decretos que tumban o derogan a otros decretos apelando a fallas de sentido o contradicciones causadas por errores de puntuación que serían mucho más visibles si el corrector no tuviera que enfrentarse a la pretensión letrada.

 

Otra cosa ocurre cuando el equívoco y el juego de palabras invitan a la construcción del sentido, a su aparición gracias a encuentros dialécticos entre lectores y textos que generan imágenes y sensaciones. Esa es, creo yo, una de las claves de la filosofía moderna. Entre los poetas y los filósofos románticos no había grandes diferencias. Y creo que hoy tampoco las hay. Si Deleuze tiene tanto éxito entre los artistas y especuladores es porque se presta al equívoco, a la interpretación desmedida, al advenimiento de la imagen poética.