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Becas de Arte, Ciencia y Tecnología 2023
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La muerte de Videoman - Fernando Llanos
Pertenece a:
- Exposición
Este videoartista mexicano presenta su proyecto de arte visual en el LIA LAB. Arneses, proyectores, medios de transporte y todo tipo de dispositivos usados para realizar este montaje quedaron plasmados en la muestra.
Para conmemorar la muerte del mítico superhéroe latinoamericano 'Videoman', el proyecto Plataforma Bogotá (Laboratorio Interactivo de Arte, Ciencia y Tecnología de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño) presenta "La muerte de Videoman", del artista mexicano Fernando Llanos.
En esta exposición-revisión de la obra del extinto superhéroe, se expondrá al público los arneses, proyectores, medios de transporte y demás dispositivos que utilizó Fernando Llanos en sus diversas incursiones urbanas en países como Brasil, España, México, y otros lugares de Europa.
En la muestra también se incluyen imágenes de sus acciones, y de algunos de los impactantes videos de desastres aéreos, favelas y fragmentos de cine porno gay que proyectó en el aeropuerto de Porto Alegre, durante la inauguración de la '5ª Bienal del Mercosur', sobre el mapa del viaje de Colón en la Plaza del Descubrimiento, y sobre la fachada del Museo Reina Sofía en Madrid.
También estarán exhibidos los dibujos de sus planes de ataque, junto con la amplia serie de muñecos, pósters, camisetas, postales y demás artículos de consumo que se dieron como efecto publicitario en torno a su peculiar figura de paladín urbano, recientemente muerto a tiros en El Paso (Texas).
La importancia de esta revisión-exposición de la obra del Videoman radica en que se trata de un archivo que hace visible, a los ojos de todo habitante de la ciudad, el interés que el héroe tenía en establecer diálogos con el espacio público (aún en aquellos parajes que a fuerza de recorrerlos todos los días dejan de ser visibles) y los transeúntes que lo definen. De ahí la expresión que él mismo se inventara, 'acupuntura urbana', para definir esa acción de generar reflexiones nuevas sobre los espacios icónicos de la ciudad: el hospital, el aeropuerto, la plaza, el edificio público.
Videoman: superhéroe urbano que proyecta videos en las fachadas de los edificios, re-significando el espacio público.
Si se trata de hablar sobre la colonización española en Tierras de Indias, Videoman proyecta fragmentos de películas porno gay sobre el mapa de la ruta de Colón. Así es como el espacio público se re-significa en la obra de Llanos. Desmonta el monumento, con la simple intervención, y lo vuelve a erigir, con nuevos significados. Imagen-video sobre concreto o piedra da como resultado un nuevo discurso. “La Hucha de los Incas” proyectada en la fachada del Banco de España crea, o re-crea, la historia del saqueo del Nuevo Mundo.
La forma de su intervención sobre el espacio público es también pública; Videoman jamás se oculta. Su propia presencia es parte de la intervención, lo mismo que el transeúnte. Toda la urbe se ve involucrada. Ciudad intervenida e interventora, a su pesar. Es como caer en una trampa que tuerce los destinos cotidianos: el transeúnte avanza por la acera, cuando de súbito una imagen-movimiento se desliza por el edificio que reaparece, se hace visible. antes lo veía, pero… Se detiene, hace un giro dramático en su rutina diaria, y contempla. Las imágenes, explícitas, casi didácticas, lo obligan a quedarse un momento. Rápidamente entiende de qué se trata, y si está de acuerdo celebra, y si no, se molesta y vuelve a su río cotidiano.
Videoman es público. Todos saben de él, como en los comic. No como Batman sino como, digamos, El Hombre Araña, que interactúa con el público que protege: en el metro de la ciudad cae herido; los pasajeros lo levantan, le limpian el rostro y le devuelven la máscara que había perdido durante la lucha: Esto quedará entre nosotros, chico, le dicen, y lo ayudan a levantarse. El Hombre Araña de las últimas películas es frágil, mucho más humano que Superman (que es de Criptón), también muy público, pero inalcanzable, visible a todos, pero en los atrios olímpicos. Videoman se deja tocar, se detiene junto a los urbanitas cuyo hábitat interviene. Por eso no puede ser un héroe oscuro. Sus proyecciones no enrarecen el espacio, ni lo vuelven arcano. A su público le gusta el melodrama, como al público del Hombre Araña. A la vista de sus videos (los de videoman) quisiera decir ¡sí! ¡El gobierno nos engaña! O Es cierto, una de nuestras artistas más queridas se ha ido. Celebremos su partida con una canción y unas cuantas lágrimas, en lo que dura el semáforo en rojo. Con la luz verde ruedan de nuevo los bonaerenses hacia su noche cotidiana, pero Videoman les ha devuelto una imagen de Cerati cantándole a la Mama Sosa, proyectada sobre los balcones desde un dirigible. Antes les había dicho Solo es futbol, y se molestaron. El público del Hombre Araña también se molesta con algunas de sus intervenciones, y entonces quieren crucificarlo. ¿Pero cómo no perdonarlo si luego se desmadeja en los andamios tratando de rescatar a su amada de las garras del duende verde?
Mediático, público y melodramático. Muere como un héroe de la revolución, puesto en escena al ritmo de un corrido. El melodrama no está solo en las telenovelas y los dramatizados. También está en la chaqueta ensangrentada de Galán, en la casaca negra de Sucre atravesada de un balazo, en la enorme cabeza de Laureano Gómez expuesta en un parque, en el monumento a Lara Bonilla, en la foto del Che Guevara, Pizarro, Báteman, Villa y Garzón. Todos ellos mediatizados, hechos graffiti, camiseta, afiche, objeto de museo, corrido, nueva trova, ranchera… Nada más preciso, claro y contundente que la imaginería popular alrededor de sus héroes. Y la muerte de Videoman, desde la más liviana ficción, los emula a todos, los parodia deliciosamente, si cabe la expresión, desde una galería de arte. Suelen nuestros héroes muertos desfilar por los museos y las galerías.
Escultura del artista peruano Jota Castro, Madrid Abierto 2008.