JOYERÍA CYBORG: PODER, IDENTIDAD Y TECNOLOGÍA EN LA EXPANSIÓN DEL SER

Vie 23 Mayo 25 a Lun 2 Jun 25

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Volver la vista hacía el cuerpo, repensarlo, transformarlo, modificarlo, reflexionar en su dimensión prostética e indagar por medio de un concepto ampliado de la tecnología y la joyería fue una de las bùsquedas centrales del laboratorio Joyería Cyborg: poder, identidad y tecnología en la expansión del ser, propuesta ganadora de la Beca Plataforma Bogotá en Arte, Ciencia y Tecnología – 2024, del Instituto Distrital de las Artes - Idartes. 

El laboratorio, que se llevó a cabo del 3 de abril al 13 de mayo en Plataforma Bogotá, contó con participantes provenientes de diversos campos disciplinares y trayectorias.

El laboratorio estuvo a cargo de BOGOMAP, un colectivo multidisciplinar que explora la orfebrería a partir de las relaciones que establece con los territorios, el patrimonio y los distintos procesos de experimentación artística que atraviesa la práctica. Conformado por Alejandra Castro, orfebre y joyera; Gabriel Jadue, diseñador gráfico y psicólogo; y Rafael Cristancho, politólogo, tatuador y joyero, este colectivo ha trabajado con diversas comunidades de artesanos y orfebres en el centro de Bogotá y en talleres descentralizados, tomando como eje central la memoria y el patrimonio de las prácticas orfebres.

A través de la beca, BOGOMAP planteó un espacio de reflexión en torno al concepto de lo cyborg, abordado desde distintas aproximaciones teóricas, las cuales se materializaron en la creación de una serie de piezas de joyería. Durante las sesiones, los participantes del laboratorio tuvieron un acercamiento a diversos conocimientos y prácticas orfebres que les permitieron elaborar piezas experimentales pensadas como extensiones corporales. En este espacio se abordaron varias metodologías en los procesos creativos que supusieron un ejercicio introspectivo para los participantes y conllevaron a hallazgos valiosos en la ideación y el prototipado desde el diseño. 

Mascara de yeso con una pieza de joyeria

Pieza desarrollada por los participantes del laboratorio (Archivo Idartes)

Las exploraciones del taller partieron de una premisa netamente introspectiva. Más que cargar de referentes y ejemplos que pudieran permear a los asistentes, el laboratorio buscó indagar en la definición de un yo desprovisto de ideas y diseños preconcebidos. “Al principio todo se trataba de despojar, limpiar, enternecer y dejar a la persona lo suficientemente vulnerable para poder revelar eso que tiene adentro. Y con esa base, comenzar a entender cuáles eran sus reales gustos, los colores propios, los elementos que más hablaban de su personalidad”, menciona Gabriel Jadue. 

Las primeras sesiones abordaron esa exploración subjetiva desde diferentes aproximaciones. A través de la indagación con material de archivo fotográfico y de ejercicios de escritura personal, elaborados en una bitácora que se iba transformando a medida que los asistentes profundizaban más en sus historias, comenzaron a emerger palabras, detonantes verbales, que permitieron a los creadores estrechar más la investigación en estos mapeos sensibles. La retroalimentación de estos primeros hallazgos se vio acompañada de un ejercicio que iteraba entre el diálogo, la reflexión y la crítica. El espacio de co-creación que propuso BOGOMAP en el laboratorio fue fundamental para que cada asistente pudiera aportar dialógicamente en el proceso de otro. Este escenario de construcción conjunta se desarrolló a través de textos que delineaban discursivamente cada una de las piezas, a la vez de lógicas que exploraban lo performático.

Dos personas de expaldas viendo las piezas de la muestra de joyeria

Muestra de resultados del laboratorio Joyería Cyborg (Archivo Idartes)

Más allá de los diversos resultados que surgieron en torno a la definición del yo conceptualizado, el papel fundamental en la construcción de las piezas fue la relación de los participantes con sus cuerpos. La corporeidad y su correspondencia con el entorno, se estudió por medio de corpografías, o cartografías del cuerpo, cuyo objetivo era responder la pregunta: ¿Dónde siento? ¿Qué tipo de sensación tengo? “La idea es empezar a dialogar realmente con el cuerpo”, menciona Gabriel Jadue, y agrega: “Decir: ¿qué parte de mi cuerpo significa tanto para mí que voy a poner un elemento que conecte con esa zona? ¿Yo qué siento en ese lugar?”.

Es en este vínculo donde surge el concepto de lo cyborg. Entendido como un organismo que hibrida lo orgánico y la máquina, la realidad y la ficción, a través de un cuerpo expandido, el término cyborg ha estado en discusión desde la década de 1960. Su aproximación ha permitido repensar los límites tradicionales en los que se reconoce el cuerpo humano y las relaciones que éste establece a partir de diversas dimensiones de análisis.

Pieza dorada en forma de visor diseñada en el laboratorio 

Pieza desarrollada por los participantes del laboratorio (Archivo Idartes)

Desde extremidades biónicas hasta cuerpos modificados por biohacking, cuerpos post orgánicos, digitales, la reflexión creada alrededor del término ha mutado en innumerables proyectos artísticos creando un universo referencial. Para BOGOMAP desarticular la asociación de lo cyborg con las representaciones arquetípicas era uno de los propósitos  del laboratorio. “Queríamos cuestionar el estereotipo. La gente cuando se encuentra con ese término siempre se imagina el hombre máquina, el circuito, el cable, pero lo cyborg también es algo muy cotidiano”, asegura Rafael Cristancho. “Los lentes, los brackets, muchos elementos que son muy sencillos, en un sentido material y de configuración, precisamente permiten amplificar tecnológicamente el cuerpo”, dice.

La idea de un cyborg en lo cotidiano llevó a la resignificación de la pieza de joyería tradicional. En el laboratorio se propuso lo prostético, la prótesis como una noción que podía alterar la carga simbólica de los elementos que se iban creando. “Una prótesis emocional, estética, simbólica, y que obviamente afirma la identidad”, mencionan los integrantes de BOGOMAP. En los bocetos, el ensamblaje de dichas prótesis con el cuerpo permitió a los creadores ver las joyas que habían diseñado como elementos  interconectados, los cuales establecen vínculos y codificaciones propias. “La joyería es una tecnología, un sistema de conocimientos y prácticas, y lo tecnológico tiene una parte funcional. Si yo, por ejemplo, le pongo a un bebé un arete en la orejita cuando nace, estoy delimitando la percepción que tienen los demás”, acota Gabriel Jadue al referirse a las piezas realizadas en el laboratorio, como interfaces simbólicas.          

Finalmente, luego de varias sesiones, las reflexiones en torno a este carácter prostético en relación  con con cada cuerpo, derivó en la materialidad de sus creaciones. Para ello BOGOMAP les compartió a los asistentes múltiples técnicas de orfebrería que combinaban saberes y conocimientos tradicionales con métodos contemporáneos.

Pieza plateada, diseñada a manera de pendiente con circunferencias diseñada en el laboratorio

Pieza desarrollada por los participantes del laboratorio (Archivo Idartes)

La principal técnica que se implementó fue la de cera perdida, un procedimiento milenario de modelado escultórico usado por varias culturas precolombinas. El procedimiento cuenta con distintas etapas. En un principio, se diseña un modelo en cera que es rodeado de material refractario para solidificar. Luego, se colocan algunos embudos que sirven de desagüe a la cera derretida. Una vez comienza el proceso de fundición, se introduce la pieza en un horno en el que el molde se vacía; y, por último, se inyecta el metal fundido al armazón del diseño, que termina adaptando la forma exacta del modelo de cera inicial. 

El uso de esta técnica permitió a los participantes conocer a numerosos actores que trabajan en el circuito de joyería en la ciudad. En los encuentros intercambiaron  aproximaciones sobre las prácticas de taller y fueron el punto de partida para reflexionar sobre la importancia de los espacios independientes, ajenos a  lógicas industriales y cercanos a conocimientos intergeneracionales y ancestrales. 

“Lo importante fue que nos llevó a ser parte del territorio que compone nuestra ciudad, en donde hay un montón de gente que está ahí hace más de 30 años”, especifica Alejandra Castro para luego agregar: “La creación de cada pieza implicó ver cómo se hace el proceso de fundición, de comprar la plata, de ver esta versatilidad del material que uno la encuentra como pura y tiene que entender que no se puede trabajar pura porque es muy blanda, de ir a un taller donde me reciben mis piezas y me indican si se pueden hacer”.

Juego de tres piezas elaborados en el laboratorio

Pieza desarrollada por los participantes del laboratorio (Archivo Idartes)

Además del proceso de creación experimental-cooperativa y del reconocimiento de los diferentes entornos de trabajo, el laboratorio buscó desligarse de los convencionalismos que permean gran parte de la industria joyera y sus prácticas de comercialización. 

Para Gabriel Jadue, el cambio de paradigma estuvo en posicionar al creador como el destinatario de su pieza y no solo como su artífice: “Como ningún taller de joyería este proponía que se hicieran joyas para uno mismo. Generalmente en todos los talleres se habla o se empieza desde qué tan bello puede ser el elemento, cómo le va a gustar al otro”. La carga emotiva que se le da a una joya realizada bajo esta aproximación, incrementa el vínculo que se establece entre el objeto y la persona que lo crea —y a la vez lo usa—, por encima incluso de su valor técnico o material. “Ver como cada pieza, un anillo que puede ser muy simple, pero que se vuelve una pieza de poder sentimental o que simplemente le genera seguridad a alguien, ha sido algo muy increíble”, concluye Alejandra Castro. 

Frente a esta reflexión, uno de los grandes aprendizajes del laboratorio que destaca BOGOMAP fue entender justamente las piezas creadas como dispositivos, como tecnologías afectivas, que median la relación de los individuos con el mundo a través de un conjunto práctico de saberes.

Exhibicion de la totalidad de las piezas elaboradas en el laboratorio 

Muestra de resultados del laboratorio Joyería Cyborg (Archivo Idartes)

La muestra de resultados del laboratorio Joyería Cyborg se realizó del 23 de mayo al 2 de junio en El Planetario de Bogotá y propuso mostrar esa dimensión prostética de los cuerpos. Cada pieza en la muestra fue una exploración del sentir de sus autores, un lenguaje íntimo que ahondó en el entendimiento de una corporalidad y que dio cuenta de una expresión particular del sentir. Al final, este espacio fue una oportunidad para entender que la elaboración de joyas involucra tanto el trabajo con los  metales como el conocimiento introspectivo; y que la joyería, como lo define Rafel Cristancho: “es una poderosa materialización de los afectos”.

Pareja que contempla parte de la exhibicion de la muestra del laboratorio

 Muestra de resultados del laboratorio Joyería Cyborg (Archivo Idartes)

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